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viernes, abril 26, 2024

La minería, gran riqueza en muy pocas manos; en Sonora, Canadá y China explotan los recursos

El sector minero-metalúrgico es uno de los más lucrativos de México, tan solo en 2020 representó 8.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) industrial y el 2.3 por ciento del PIB, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y en Sonora tiene uno de sus territorios más rico para la explotación de metales y sus derivados.

No obstante, la industria minera del siglo XXI se asemeja a la de finales del siglo XIX de la época del porfiriato, donde las minas eran concesionadas a empresas extranjeras y sólo un grupo de mexicanos podía aprovechar los dividendos por la explotación del recurso natural que genera contaminación, problemas sociales y que es señalado como corrupto por otros sectores.

La actividad minera en Sonora ha sido la más importante en el ámbito nacional durante los últimos años. Los niveles de producción en los minerales metálicos, como el oro, cobre, molibdeno y minerales no metálicos como grafito y wollastonita, lo colocan en el primer lugar nacional, así como el único productor, en molibdeno, grafito amorfo y wollastonita en México, estos dos minerales solamente se extraen de minas de La Colorada y Hermosillo, respectivamente.

Un negocio para privilegiados

La minería goza de múltiples privilegios. Quizá la única industria que se encuentra por encima es la de hidrocarburos y aun ésta tiene prohibida su actividad en las áreas naturales protegidas, lo que a la actividad minera se le permite, pues es considerada preferente y de utilidad pública de acuerdo con el artículo 6 de la Ley Minera. Con este carácter, la minería accede no sólo a las Áreas Naturales Protegidas, sino que también a los territorios pertenecientes a ejidos y comunidades; es decir, a la tierra en propiedad social.

El Artículo 27 constitucional indica que los recursos mineros pertenecen al Estado mexicano, sin embargo, el gobierno federal cuenta con la facultad de concesionarlo para su explotación a empresas mexicanas o extranjeras con domicilio en el país.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) firmado en 1992 abrió la puerta a las empresas extranjeras para explotar las minas de México. De 21 mineras foráneas que había en el año que se llegó al acuerdo con Canadá y Estados Unidos, la cifra se elevó a 186 para el primer semestre de 2021.

En 2021, seis de las 10 minas de oro más importantes del país estaban en manos de empresas canadienses, según datos oficiales. Con más de 70 mil kilogramos de anuales del metal más valorado del mundo, que representan 64 mil millones de pesos, México es el noveno productor a

escala mundial. De dicha cifra, 35 mil millones de pesos se estarían yendo a empresas canadienses como Torex Gold, Agnico Eagle Mines y Equinox Gold y el resto se distribuye entre las estadounidenses como Coeur Mining y Newmont y las mexicanas.

La llegada de las empresas mineras a los territorios rurales de nuestro país suele causar temores fundados entre sus habitantes. Su presencia termina por dejar consecuencias medioambientales y sociales que la mayoría de las veces resultan irreversibles: contaminación de cuerpos de agua y de los suelos, deforestación, enormes montañas de minerales lixiviados altamente tóxicos, desplazamiento de comunidades, graves daños a la salud pública, confrontación entre los habitantes de las comunidades afectadas y muy escasos beneficios económicos locales para el país.

Fuente: TRIBUNA

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