Después de media vida en el Ejército y en la Policía Federal, Fernando inauguró hace un año su pizzería en el Estado de Hidalgo. Este exmilitar y exagente, que prefiere no revelar su nombre real, abrió el local en 2019, cuando el Gobierno creó la Guardia Nacional, la gran apuesta en seguridad pública del presidente Andrés Manuel López Obrador. Fernando rechazó entrar en la nueva institución y optó por el retiro voluntario, como otros 7.234 policías que ya han recibido su pago compensatorio. Alrededor de 1.800 agentes siguen esperando su liquidación.
De los más de 25.000 federales que sí aceptaron el traspaso, una parte se plantea ahora renunciar porque no está cómoda en el traje de la nueva fuerza, que pretende ser civil, pero tiene cuerpo militar. Doce meses después de haber tomado la decisión, Fernando lo tiene claro: prefiere despachar pizzas hawaianas con “piña, jamón y queso”, que volver atrás. “Un militar está encerrado en un cuartel, recibe órdenes y no puede hablar con plena libertad. Sus leyes son muy diferentes a las de un policía”, dice.
La Policía Federal fue desmantelada en 2019 asediada por las irregularidades de su todopoderoso jefe Genaro García Luna, acusado de recibir pagos millonarios del cártel de Sinaloa. López Obrador alegó que la corporación se había echado a perder y que poco se podía hacer por ella salvo cerrarla de la mejor manera.
En julio de ese año la Guardia Nacional arrancó con el compromiso de convertirse en el cuerpo que terminaría con la ola de sangre, que deja casi 100 muertos diarios, y la corrupción en las fuerzas de seguridad. Los resultados, sin embargo, están muy lejos de lo prometido y un año después de su creación se baten récords de homicidios violentos en el país.
En estos meses de transición, el 76% de los agentes de la Policía Federal ha decidido incorporarse a la nueva institución; el resto se retiró, recibió su liquidación o se incorporó a otras instituciones, algo que solo hizo una minoría. Iván Chávez, representante de la asociación Ciudadanos Uniformados, explica que muchos federales no se incorporaron a la Guardia Nacional porque “estaban acostumbrados a un salario mayor”.
Actualmente de los más de 91.000 miembros de la Guardia Nacional, solo un tercio son exfederales. El resto han sido asignados de la Secretaría de Defensa (Sedena) y la Marina (Semar).
Información tomada del portal: El País