TOKIO, Japón, julio 31 (EL UNIVERSAL).- Líder futbolístico y moral de esta versión del Tricolor Olímpico, Guillermo Ochoa olvidó todo protocolo cuando Sebastián Córdova sacó aquel mágico zapatazo que cimbró a la portería y las ilusiones surcoreanas (63′).
Entonces sí, el capitán de la Selección Mexicana corrió a la zona técnica para fundirse en un emotivo abrazo con Jaime Lozano. Estampa que representó a la perfección lo sucedido sobre el histórico césped del estadio Internacional de Yokohama: un equipo con unión, personalidad y mucho talento le pasó por encima a su “Bestia Negra” en los Juegos Olímpicos y clasificó a las semifinales con una goleada (6-3).
El “Jimmy” y su equipo se han metido a la zona de medallas. Por tercera ocasión en la historia, el Tricolor está en semifinales del máximo evento deportivo del orbe. En México 1968 finalizó cuarto y en Londres 2012 consiguió la histórica medalla de oro. Esa que impulsa a un grupo que quiere emular a aquel conjunto que se hizo inmortal sobre el pasto sagrado de Wembley.
Está a dos juegos de hacerlo. El siguiente paso será Brasil, el martes en Kashima a las 3 am, tiempo del centro de México. Duelo al que llegará con la motivación de haber derrumbado otra muralla. Antes de este juego, la Selección Nacional había disputado cuatro partidos frente a Corea del Sur en Juegos Olímpicos y ni siquiera había podido hacerle gol.
Este sábado le marcó seis, con Henry Martín, Alexis Vega y Córdova como figuras. Entre los jugadores del América hicieron cuatro anotaciones (doblete cada uno), mientras que el del Guadalajara fue el que mostró el camino hacia la goleada. Genio capaz de desbordar, ganar la pelota con base en potencia o sacar de la chistera dulces servicios, como aquel que puso a Luis Romo poco después de que Dongg Yeong Lee empatara a uno el duelo.
Vega dejó a Luis Romo solo frente al arquero Bum Keun Song. El volante del Cruz Azul definió en dos tiempos y sin que el esférico tocara el pasto. Golazo (30′). Término que podría aplicar a cuatro de la media docena hecha por el Tricolor. El primero de Martín (12′) fue gracias a una excelente triangulación con Vega y Romo. El cuarto (segundo de Martín) llegó con un gran cabezazo (54′)…
Y la “joya” de Córdova. Un penalti transformado por el propio volante americanista (39′) y el tanto de Eduardo Aguirre (84′), tras la gran jugada de Diego Lainez -quien volvió a iniciar en la banca-, cerraron un dulce marcador, cuya única mácula fue recibir tres tantos, porque además Ochoa fue factor para evitar más. Es por eso que también tenía todo el derecho de festejar. El Tricolor ya está muy cerca de otra medalla olímpica. Sigue Brasil.
