Los cementerios adquirirán una nueva apariencia: no más lápidas grises frías, sino árboles vivos que crean un bosque, un bosque sagrado. Un lugar con valor sentimental, donde las familias pueden pasear con los niños y enseñarles sobre diferentes árboles.
Capsula Mundi es una empresa dirigida por dos diseñadores italianos, Anna Citelli y Raoul Bretzel
Desarrollaron un producto original y ecológico para nuestra última despedida: cápsulas biodegradables para los entierros que convierten al cuerpo humano en abono para los árboles. Bajo un sentido profundamente ecologista, estos diseñadores aseguran que para emplear un ataúd por tan sólo unas horas o días se debe talar un árbol que tarda entre 10 a 40 años en crecer por lo que ellos promueven la concepción de los cementerios verdes que, lejos de las lápidas de cemento y los ataúdes de madera, permiten a los familiares enterrar a sus difuntos en bellos bosques rodeados del contacto con la naturaleza… La concepción principal de este producto es que “salva la vida de un árbol y se propone plantar uno más”.
¿En qué consisten las cápsulas biodegradables?
Se trata de cápsulas de plástico creadas a partir del almidón de las plantas.
El cuerpo del fallecido es colocado en posición fetal dentro de una cápsula de plástico biodegradable con forma de huevo creada a partir del almidón obtenido de las plantas. Luego, esta cápsula es enterrada en un bello bosque como si fuera una semilla mientras que se coloca un árbol encima del sitio donde fue enterrado el ser querido. De esta manera, la descomposición natural permitirá la liberación de nutrientes en el suelo que servirán de abono para el árbol plantado anteriormente haciendo que la vida del ser querido sea homenajeada con el crecimiento de un bello árbol como, por ejemplo, castaño, roble, eucalipto, ginesta, mirto, laurel, olivo o madroño (dependiendo de la región en la que se encuentre el difunto).
La elección de este árbol estará a cargo de la persona que contrata estos servicios aún en vida o bien de su familia.
La ciencia detrás del invento
Los diseñadores presentan ahora la primera versión de su producto, que solo sirve para cenizas. Un modelo posterior servirá también para cuerpos, que serán encapsulados en posición fetal.
Primero, las bacterias del suelo descomponen el bioplástico y luego las cenizas entran gradualmente en contacto con el suelo, sin cambiar drásticamente su balance químico.
De esta manera, se planta un árbol encima, de modo que el cuerpo del difunto proporciona los nutrientes necesarios para ayudar a la planta a crecer.
El objetivo es que se cree un cementerio de árboles “sagrados”.
El proceso simboliza el ciclo de la vida, incluso después de la muerte.